El Bull Terrier:
Abriendo Camino, J.F. . Me dirijo a todos los aficionados del mundo canino y en especial a los del Bull Terrier para aportar mi granito de arena a esta inmensa raza.
Es un perro inteligente, potente fisícamente. Con una fuerte personalidad y muchas características singulares que nada tienen que ver con los demás perros. Desenvuelto, capaz de tomar sus propias decisiones. Es fiable con las personas y pesadamente cariñoso con los dueños, especialmente con los niños. Con los perros: es un perro de jerarquía que no impone ni admite que se la impongan. Las amistades se las tenemos que elegir nosotros, así le evitaremos animales peleones, dominantes y gruñones. El Bull Terrier juega cuando le apetece y hasta donde le apetece, así si conocemos este espacio de su carácter nuestro perro podrá jugar con otros perros sin incidentes. En la casa es como un gato: limpio, silencioso, sin exigencias de puntualidad en salidas y comidas. Acepta el lugar que se le asigne. Es tranquilo y relajado. En la calle: seguro de si mismo, es juguetón, un poco bruto jugando, conocedor de su fuerza, la regula pero no lo suficiente como para no terminar mosqueando a algunos perros. El Bull Terrier tiene siempre que ir conducido con traílla. Sólo en lugar y condiciones adecuadas lo soltaremos. En casa debe tener un lugar donde apartarse a descansar y ser respetado su descanso. Es sin duda la esencia misma del Bull Terrier. Es imprescindible conocerlo y diferenciarlo para manejar, educar y disfrutar de un Bull Terrier. Se parece a la terquedad, tozudez y desobediencia. ¡Pero no lo es!. Yo lo definiría como una idea encerrada en un espacio mental del que él no puede salir ni nosotros podemos entrar. Es un animal luchador si nos gusta como si no, esto es así. Se buscó la elección y se hizo la selección para ello, consiguiendo un resultado impecable. El carácter virgen del Bull Terrier Es autónomo, gusta de hacer lo que le da la gana, es terco y tozudo, se cuestiona el hacer o no las cosas que le dicen y desde luego, él siempre en principio decide. Un buen ejemplar tiene siempre dos partes: el criador y el que lo cría, es decir; el que selecciona y elige un buen cruce de ejemplares buenos y compatibles para obtener buenos animales y el que en el primer año de vida desarrolla físicamente todas las cualidades potenciales que se hayan obtenido. Si en el Bull Terrier la educación es una necesidad ineludible, su alimentación es indispensable para su óptimo desarrollo. Especialmente en el primer año de vida. El Bull Terrier es un animal de una densidad equivalente o superior a un mastín o un gran danés. Tiene un desarrollo en peso y osamiento esquelético muy rápido y si no se calcifica adecuádamente se le tuercen las muñecas y se le abren las manos y los dedos. No hay ninguna alimentación por rica que sea esta que aporte las necesidades de calcio que necesitan estos perros en su primer año de vida. Las distintas marcas de calcio aportan distintas cantidades y se asimilan por distintas vías no siendo entre si todas de equivalentes resultados.
Con treinta minutos en días alternos el animal se mantiene bien. Si conseguimos centrar la atención en un juguete (el ideal, una pelota de goma maciza) será muy útil para todo: ejercicio, conducción y manejo en general del animal. Como todos, el Bull Terrier, sigue el movimiento de las cosas: es decir,todas las cosas que se mueven le llaman la atención. Valiéndonos de este principio, utilizaremos una pelota del volumen y flexibilidad que sea de su gusto. El Bull Terrier necesita morder. Hay que tenerle piel, huesos, cuerdas, pelotas, muñecos. Morderá sus cosas y dejará en paz las nuestras, esto es así siempre. Y desde luego especialmente de cachorros. Come de todo, básicamente yo le doy pienso galleta de adultos ya desde pequeño. ¡No el más caro es siempre el mejor! Es sin duda la aventura más desconcertante y singular para cualquier persona que se inicie en el conocimiento de esta raza. El primer mes la boca encaja como la de cualquier perro, a partir de aquí y hasta el cuarto y quinto mes se produce una diferencia de confrontación entre la inferior y la superior que puede llegar a más de 12 milímetros de diferencia. Esto se iguala en los próximos meses y desde luego antes de un año. Los colmillos inferiores como es natural en su proceso de ida y vuelta en la boca caminan vertical. En torno a un año más bien tarde que pronto estos dientes se desplazan hacia el exterior formando una diagonal sobre la vertical mantenida para quedar definitivamente ensamblados en tijera como corresponde a esta raza y que definitivamente así se mantendrá siempre. (Esto aunque es una obviedad entre el entendido del Bull Terrier es una ignorancia dominante incluso entre los facultativos caninos). Con todos mis respetos tengo que decir y digo que al Bull Terrier no hay que practicarle ninguna maniobra relativa en la boca hasta pasados los quince meses. Ahora bien tendremos el celo suficiente de observarle la evolución de la boca centímetro a centímetro al menos cada 15 días para evitarle la existencia dual de los dientes de leche paralelamente a la salida de los definitivos y también por si se le ha producido alguna herida y esta no cicatrizara en un tiempo razonable, ahora si habría que actuar como procediese. Estas observaciones no se producen generalmente en todos puesto que son accidentales, ahora bien cuando se producen hay que actuar sin duda sobre ellas para podernos asegurar que terminaremos cuajando un animal de primera fila. Sobre la educación del Bull Terrier quiero decir que cuanto más pronto se empieza mejor. Las ideas hay que tenerlas claras, no podemos ni debemos hoy darle por buena una cosa y mañana decirle lo contrario. Aunque sea obvio permítaseme decir que al animal hay que empezarle a hacerle obedecer cuando vemos que nos entiende y desde luego la condescendencia estará siempre ligada a la edad del animal y al hecho del que se trate. ¿ Cuándo tenemos que pedirle que obedezca? Cuando vemos que nos entiende. ¿ De qué manera? Siempre de manera natural y suave para aumentar gradual y controládamente la presión hasta donde haga falta, sin perder de vista la edad que tenga el animal: cachorro, joven o adulto. El castigo físico no se descarta, pero ojo: como una forma de expresión más contundente y no para atropellar, reducir o intimidar al animal. Es decir ¡ le damos un cachete! para hacerle ver lo que está viendo y nosotros vemos que no le da la gana a él de ver. El Bull Terrier no es un animal comercial. Es un capricho tan específico que su logro tiene tal cantidad de trabajo que en términos económicos cualquier otra actividad compensaría mucho más. Quiero para terminar dejar claras dos cosas más sobre el Bull Terrier por su transcendencia. 1º Sobre la cría tenemos que estar con ella antes de que empiece a parir si Con los mejores deseos y sin ánimo de presunción, jactancia o simple pedantería, José Francisco López Rodríguez sólo intenta ayudar a criar y poder disfrutar del más maravilloso de los Bull Terrier. José Francisco López Rodríguez. Garnata Alvejud. Nos podemos comunicar en Francés, Italiano e Inglés.
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